Frías mañanas invernales demuestran
el poder de la naturaleza de acero
mientras fríamente vacío el tintero
en folios que lentamente se llenan.
Frío el el alma y fríos los dedos
que a moldear letras no aciertan
y el vaho que mis entrañas sueltan
forma nubes esparcidas en el cielo.
Qué envidia me das… Los primeros cuatro versos son geniales. En sólo cuatro versos tengo pintado el cuadro. 🙂