Que las risas se vuelvan lamentos,
que el goce se transforme en dolor,
que nos invadan huracanados los vientos
y en los cuadros se destiña el color.
Que los árboles se conviertan en polvo,
y los edificios se transformen en ruinas,
que todos nos quedemos sordos,
y que las viejas se hagan bailarinas.
Que el mar inunde al desierto
que el fuego evapore el agua,
que el mundo se acabe, sea cierto
y Caronte venga en piragua.
Que la selva retorne a la ciudad
y el hombre se convierta en nada,
que solo reine la maldad,
y de tristeza mueran las hadas.
Que el ser, del ser huya
que el esqueleto salga del cuerpo,
que San Pedro del cielo no huya,
que le den caza, y quede muerto.
Que Dios baje de su trono
y se muestre a herejes mortales,
que pida perdón con tono,
y muera a manos de sus iguales.
Buen remate, pero raros algunos versos… («…reine el olor…»?)
¿Puedo preguntar cuál era tu objetivo? Con todo respeto y cariño…
Ya esta. Es que puse sin darme cuenta la versión sin corregir, y así quedó.
¿Mi objetivo?
Yo no tengo objetivos. Solo escribo.
me gustan especialmente los dos últimos versos: disfrutaria muchisimo siendo alguno de los iguales que se cargara a dios…jeje 🙂
BUENO, ES UN POCO, OLVIDEMOSLO ES GENIAL.
APLAUSOS
¡Caray! Está muy bien. Hay versos e ideas geniales en el texto.
Plas, plas, plas.