Por eso se sorprendió tanto cuando se despertó y Teresa cogía con fuerza su mano. La miraba y no podía entender qué había pasado. Se acordaba de las horas que acababan de pasar y le parecía que de ellas se desprendía el perfume de quién sabe qué felicidad desconocida.
Milan Kundera (La insoportable levedad del ser)
Aunque parezca mentira, hay días que con una pizca de suerte aprendo algo en la universidad. Las más de las veces son pequeñas píldoras de conocimiento vital que pululan por el aire. Esta forma cursi de transcribir esa sensación significa que son pequeñas cosas que cuentan nuestros monótonos y repetitivos profesores; pequeños ataques de lucidez y erudición, que se hacen extraordinarios al brillar cotidianamente por su ausencia.
El último de estos regalos divinos, fue una concepción para mí totalmente nueva de la felicidad. La concepción que el firmante tenía sobre este concepto tan capital y central en la vida de todo ser humano, había sido en los libros del polifacético Alejandro Jodorowsky. Venía a decir más o menos, que la felicidad era estar cada día menos angustiado. Argumento que he compartido, hasta que he leído una nueva definición, que se ajusta más a lo que realmente pienso y no sabía que pensaba.
El problema de la idea de Jodorowsky es el siguiente: estar cada día menos angustiado no es la felicidad per sé, sino un camino de los tantos que hay para llegar hasta ella. No deja de ser interesante el fuerte orientalismo que tiene este planteamiento y que sin duda ha influido a la hora de hablar sobre el tema. Hablaremos de los problemas que tiene la concepción de la felicidad desde un punto de vista oriental en los sucesivos párrafos.
Pero entonces ¿qué es la felicidad? Bueno, para filósofos como el gran Kant el tema se centra del siguiente modo: nosotros somos unos seres racionales que se cuestionan acerca del futuro. Tenemos –entre otras– una serie de preguntas como: ¿qué nos cabe esperar? Pues en todo ese “esperar” se introduce la cuestión última y de fondo, de si en un futuro seremos felices. De algún modo nos preguntamos: ¿si somos buenas personas, en el mayor de los sentidos morales, si hacemos el bien y vivimos como gente honrada, tendremos una recompensa en un futuro no demasiado lejano?
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