Que tiene por objeto evitar que los parados sean una carga para el Estado, ciudadanos y demás gente de bien; y hacer que redunden en el beneficio del resto de la sociedad.
I. Introducción
Es propio del buen ciudadano ayudar al gobierno de su nación en época de crisis y convulsiones financieras. Ante las reiteradas quejas del ejecutivo por la falta de ideas efectivas para resolver el drama del paro, me veo en la obligación de aportar ideas que saquen a mi maltrecho país del atolladero en el que se ha metido.
Todo el mundo sabe que el paro es una coqueta dama a la que le gustan los maquillajes, y pese a que desde el gobierno nos digan que anda por el 21%, 22% o 23%; eso significa que andará 3 o 4 puntos por encima. Para redondear –pues no es cuestión de que el presente escrito deprima a las personas de bien, ya que trato de aportar soluciones y no meter más el dedo en la herida– andaremos por el 25%. Es decir, que 1 de cada 4 personas que en España tendría que estar trabajando no lo puede hacer. Sin contar con los jóvenes que encadenan titulaciones, másteres y doctorados como si de cromos se tratase y aparecen en las estadísticas como “ocupados”. En el caso de los jovenzuelos el desempleo ronda el 50%. Es decir, que uno de cada dos que quiere trabajar no puede; y el otro, pues se coloca en Telepizza.