Pregúntate por qué lo aguantas. Por qué dejas que tu humille. Por qué sigues su mierda de consejos, y por qué sigues dando vueltas con él o ella por la ciudad, de rebajas o en tiendas de ropa. Sí, lo sabes muy bien, estoy hablando de tu «amigo o amiga» del alma. Del cual presumes delante de otros «amigos» y que nunca te ha dejado tirado, aunque bien sabes que es mentira.
Pregúntate por que se alegra cuando te derrotan, por que cada vez que él mejores notas su cara se ilumina conejil y te dice: – Tío, y esos resultados, seguro que tú puedes, si eres listo y cojonudo…- Tanta hipocresía junta hace que te den arcadas. Y lo sabes, lo sabes de sobra que en realidad está pensado <<Jódete, esta vez te he ganado>>.
Pregúntate por qué cada vez que le dices – Que te follen- se sorprende y se hace el aludido, abduciendo que él nunca se ha comportado así contigo y que jamás ha te ha utilizado para no estar solo. Por eso, cuando le llamas un viernes por la tarde, te dice que tiene muchos planes: ayudar a sus padres, recoger o cuidar a su hermano cabroncete, o incluso ya ha quedado, con unos vecinos y resulta que no te puedes venir porque es un grupo cerrado. Mentiras, mentiras y más mentiras. Esto es a lo que se llama hoy en día «amistad».
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