
No me mientas por favor
Me digo que junto con el título nos deberían dar un curso de mecánica. Un curso de teleoperador. Un curso de reponedor. Y otro curso más, de ayudante del reponedor. Para que en el curriculum debajo de: Licenciado en Filosofía y letras, se vea: Auxiliar de ayudante de reponedor de latas.
Para que mi futuro jefe me diga: el trabajo es suyo, seiscientos euros por ocho horas al día.
Para que mi futuro jefe socarronamente me diga: la únicas “licenciaturas” me las tomo yo.
Para eso estudio cinco años. Para acabar con mi culo semejante a la bandera nipona. No penséis que tenéis futuro. Estudiar hoy en día no significa nada. Es igual de profundo que nuestros secos embalses.
Hemos sido promovidos al estudio por una generación en la que estudio era sinónimo de trabajo. Hoy en día estudio es sinónimo de paro, de Inem. Somos carne del Inem. Todos nos hemos imaginado -cuando lo vemos por la tele- haciendo cola en la fila del paro.
Hoy en día el paro es a la vida, lo que las gasolineras a los coches. Tarde o temprano, por mucho que viajes, tendrás que pasar por ellas.
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